El entrenamiento de Ryan Rousell, atleta de Asquith, Sask., solo ha aumentado este verano, preparándose para su segundo viaje a los Juegos Paralímpicos en esgrima en silla de ruedas.
Desde su debut hace tres años en Tokio, se ha convertido en uno de los mejores deportistas de sable de toda Norteamérica.
“Ahora estamos en el mismo nivel en el que puedo pelear contra ellos y, de todos modos, es una buena pelea”, dijo Rousell. “Estoy orgulloso de eso por mí mismo, pero quiero ser mejor, no por ellos sino por mí mismo”.
Rousell apareció por primera vez en el radar de Doug Brecht hace dos décadas con la Academia de Esgrima Asquith Garde.
Era un decidido niño de siete años, nacido con parálisis cerebral y la pierna derecha acortada, que compitió durante años contra deportistas sin discapacidad de la provincia.
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“Es el mejor del hemisferio occidental”, dijo Brecht. “Eso no es alardear ni nada parecido, es sólo una declaración de un hecho. Nadie puede tocarlo”.
“Todos esos años de esgrima para personas sin discapacidad con falta de movilidad le hicieron desarrollar una mano de reacción muy rápida”.
Rousell pasó al para deporte en 2018 y desde entonces se ha convertido en campeón de América tanto en sable como en espada gracias, en parte, a una mejor comprensión de sus limitaciones y a no llevar su cuerpo al borde del colapso.
Compitiendo por ser uno de los mejores esgrimistas en silla de ruedas del mundo, sólo será cuestión de cómo podrá ejecutarlo en el escenario del Grand Palais de París.
“Para mí no es tanto la fama o la gloria”, dijo Rousell. “Es sólo que puedo competir contra los mejores del mundo, en el escenario mundial y todos pueden verlo”.
Rousell comenzará el torneo de esgrima en silla de ruedas en París el 3 de septiembre con sus primeros combates en la categoría de sable.
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