Las fuertes lluvias han causado estragos en Yemen, dejando un rastro de destrucción y cobrando al menos 57 vidas, según las Naciones Unidas.
Las inundaciones, que comenzaron a finales de junio y se intensificaron a principios de agosto, han afectado a más de 34.000 familias, y muchas más están desaparecidas o heridas.
Las regiones más afectadas incluyen Hodeidah, Ta’iz y Ma’rib, donde las lluvias torrenciales han abrumado la infraestructura y los hogares, dejando a miles de personas sin refugio ni acceso a las necesidades.
“La magnitud de este desastre es abrumadora y las necesidades humanitarias son enormes.
“Nuestros equipos están sobre el terreno, trabajando incansablemente para brindar asistencia vital a quienes la necesitan, pero los recursos a nuestra disposición son limitados. Sin un apoyo significativo y sostenido de los donantes y socios internacionales, la capacidad de satisfacer las necesidades de los afectados seguirá siendo gravemente limitada”, afirmó Matt Huber, jefe interino de la misión de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) en Yemen.
Las inundaciones también han generado preocupación por las enfermedades transmitidas por el agua, la escasez de alimentos y la propagación del cólera, que ya ha afectado a miles de personas en el país devastado por la guerra.