El informe de Mario Draghi sobre el futuro de la competitividad europea, publicado este mes, merece una seria reflexión no sólo por parte de los responsables políticos europeos, sino también de diferentes países, incluido Portugal. Este informe constata la caída del crecimiento en Europa y hace propuestas en tres áreas para revitalizar el crecimiento, siendo la más importante el área de la innovación, para acercarse a EE.UU. y China.
Una de las recomendaciones fundamentales es aumentar el presupuesto del nuevo programa marco hasta duplicar el actual –Horizonte Europa–, es decir, hasta 200.000 millones de euros en los siete años de su duración. Se trata de un objetivo ambicioso pero fundamental.
Pero necesitas saber dónde y cómo gastar el dinero y el informe señala prioridades claras. Por un lado, la innovación disruptiva. El Consejo Europeo de Innovación (EIC) financia a través de su programa Pathfinder el desarrollo de tecnologías prometedoras que pueden encontrarse en las primeras etapas de desarrollo. Sin embargo, el presupuesto para este programa es sólo de 256 millones de euros para este año, lo que es una gota de agua si se compara con una financiación de este tipo en EE.UU., que oscila entre 4.000 y 6.000 millones de euros.
Por otro lado, el informe recomienda con razón duplicar la inversión en la llamada ciencia “fundamental”, es decir, aquella que no tiene una aplicación directa a la vista. De hecho, ha habido una tendencia a priorizar la inversión en la llamada investigación “aplicada” y Portugal no es una excepción. Por ejemplo, en el último concurso de proyectos de investigación y desarrollo (I+D) de la Fundación para la Ciencia y la Tecnología (FCT), había incluso un límite máximo del 10% de ciencia fundamental que podían tener los proyectos.
Pero las recomendaciones de informe van aún más lejos, apuntando a la creación de una línea de financiación institucional para que las instituciones académicas en Europa cuenten con los recursos y las infraestructuras que les permitan ser más competitivas. E incluso hay un problema con la competitividad de estas instituciones, ya que en el ranking de las 50 mejores del mundo, basado en publicaciones científicas, sólo tres son europeas (21 son de EE.UU. y 15 de China).
Otro componente tiene que ver con la atracción y retención de los mejores investigadores para contrarrestar la llamada “fuga de cerebros”. En este sentido, se recomienda contratar a los mejores con salarios competitivos. Yo añadiría que el salario, a pesar de ser un factor importante, puede que ni siquiera sea el más relevante y que, si las instituciones no son competitivas, el salario puede no ser un factor decisivo.
Finalmente quisiera agregar que es urgente que nuestro país siga estas recomendaciones. Empezando por el presupuesto de I+D, es necesario converger con la recomendación adoptada en 2007, en el Tratado de Lisboa (hace 17 años, por tanto), del 3% del producto interior bruto (PIB) y, en estos momentos, la financiación total es de alrededor del 1,73%, del cual sólo el 0,32% es financiación pública. También debería aumentar la financiación de la ciencia fundamental para contrarrestar la tendencia actual.
En cuanto a la competitividad de nuestras instituciones, hay que hacer un gran esfuerzo para que estén bien equipadas y cuenten con infraestructuras modernas que permitan a los investigadores realizar ciencia de calidad. Y no podemos olvidarnos de los recursos humanos, que son fundamentales para el funcionamiento del sistema científico nacional. En este sentido, es fundamental garantizar y hacer la carrera estable y atractiva, o cada vez tendremos menos personas que quieran seguirla. Como mencioné anteriormente, si Portugal logra tener muy buenos indicadores con estas brechas, ¡imagínese tener un sistema científico bien organizado y financiado!
El autor escribe según el nuevo acuerdo ortográfico.