El consumo de carne de ave y huevos no provocó el contagio de gripe aviar en humanos, aclaró la Dirección General Alimentación y Veterinariaañadiendo que estos alimentos sólo se retirarán de los supermercados si la enfermedad llega a las granjas comerciales.
“Hasta la fecha, no se ha detectado ningún caso de infección en humanos provocado por la ingestión de carne o huevos de aves”, afirma esta organización.
Según la dirección general, la transmisión de la enfermedad al hombre a través de los alimentos “es insignificante”, teniendo en cuenta que los alimentos en cuestión se consumen, por regla general, “bien cocidos”.
Casos de gripe aviar altamente patógena en humanos están asociados con el “contacto directo y cercano” con aves infectadas.
Desde la temporada 2021/2022 no se han registrado en Europa casos de humanos infectados con gripe aviar.
La semana pasada, el Dirección General Alimentación y Veterinaria reveló que esta patología fue detectada en una granja de aves de corral en Chafé, distrito de Viana do Castelo, después de haber sido confirmada en gaviotas recolectadas en las playas de Espinho, Aveiro, y entre las playas de Vieira de Leiria y Pedrógão, en Leiría.
Este mes ya se habían notificado casos en los distritos de Aveiro y Faro. Según explicó esta organización, a partir de la segunda quincena de octubre de 2023 se produjo un aumento paulatino de los brotes de enfermedades reportados debido a la llegada de aves migratorias a Europa.
Aun así, respecto al mismo periodo de la temporada anterior, se ha producido una “mejora sustancial” de la situación epidemiológica en Europa, con un “disminución marcada” de los focos notificados.
Desde julio, se han notificado brotes en aves domésticas y silvestres en varios países de la Unión Europea, a saber, Alemania, Bélgica, Dinamarca, España, Francia, Países Bajos y Polonia. Entre 2023 y 2024, Portugal tuvo 14 brotes confirmados en Aveiro, Coimbra, Faro, Leiria, Setúbal y Viana do Castelo. A excepción del último distrito, los focos se detectaron en aves silvestres.
Aun así, Portugal sigue oficialmente libre de esta enfermedad, ya que este estatus sólo se pierde cuando se confirma el virus en granjas avícolas comerciales. Cuando esto sucede, los terceros países generalmente imponen restricciones a la importación de aves y sus productos.
La retirada de la carne y los huevos de aves de corral de los lineales de los supermercados sólo se produce cuando se confirman focos de infección en granjas avícolas comerciales, señala la dirección general, señalando que, si esto ocurre, se cubrirá “sólo los productos que estén relacionados con el foco detectado”. .
Por el momento, Portugal tiene medidas de restricción sanitaria en la zona de protección y vigilancia del foco ocurrido en la capoeira de Chafé, que motivó el sacrificio de los animales. Estas medidas incluyen la prohibición del movimiento de aves y sus productos y subproductos, la repoblación de granjas ubicadas en estas zonas, así como la venta de aves vivas en ferias y mercados.
En el caso de las aves silvestres, las medidas de control apuntan a eliminar de forma segura los cadáveres de aves infectadas.
“No se determinan restricciones sanitarias cuando se confirman casos de infección en aves silvestres, pero, en caso de episodios de mortalidad masiva de estas aves con la consiguiente contaminación ambiental generalizada, se podrán imponer restricciones en el uso de los espacios públicos afectados”, señala fuera de este organismo.
La prevención también pasa por evitar el contacto entre aves domésticas y silvestres y los procedimientos de higiene en las granjas avícolas.
En el caso de las aves silvestres, el seguimiento del virus está incluido en el Plan de Vigilancia de la Influenza Aviar, que ejecuta la dirección general. Los principales síntomas de advertencia de la gripe aviar incluyen una elevada y elevada mortalidad de aves y una disminución de la ingesta de alimentos y agua, así como de la puesta de huevos. Entre los síntomas también se encuentran dificultades respiratorias, diarrea y cambios neurológicos.
Generalmente, la patología se caracteriza por una “elevada mortalidad”, y en el caso de las aves domésticas “puede alcanzar el 100% del rebaño afectado”.








