“El momento no es más grande que yo”. Esto es lo que cree Noah Lyles y él mismo lo dijo en uno de los episodios de “Sprinter”, un documental de Netflix dedicado a la velocidad atlética. Todo lo que hace en la pista está en consonancia con esta creencia. Pero al final de la noche en París, diez segundos después de la final masculina de 100 metros en los Juegos Olímpicos de París, hubo un momento que fue más grande que él. Lyles y los otros siete finalistas cruzaron la línea de meta y nadie sabía quién había ganado. El título olímpico no estuvo en sus manos, sino en la precisión del “Foto final”. Pasaron unos segundos y llegó la confirmación: por cinco milésimas, Noah Lyles era campeón olímpico.
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